viernes, 6 de mayo de 2011

Si viene el Ojáncano te avisa el Musgoso

El Musgoso es un hombre alto y delgado, de cara pálida, ojos pequeños y hundidos y barba negra muy larga. Viste un largo abrigo de musgo seco. Calza zapatos de piel de lobo y se cubre con un sombrero de hojas verdes secas.

Siempre está andando lentamente, nunca se detiene. Algunas veces saca una flauta y toca canciones muy tristes. A veces pasan años sin que nadie vea al Musgoso, pero la flauta y el silbido siguen oyéndose por los prados y los bosques.

El Musgoso es el mensajero de todas las calamidades que amenazan a los pastores. Cuando oyen su flauta los pastores saben que el Musgoso les está anunciando algún peligro: El Ojáncano está cerca.

La fuerza del Ojáncano

Los ojáncanos son tan fuertes que no hay peso imposible de levantar para ellos. Muchos de los árboles caídos a orillas de los ríos cuando hay vendaval los ha tirado algún ojáncano y es que, cuando hay viento, se les enredan las barbas y éstos, enfurecidos, descargan su ira con los árboles y con todo lo que pillan a mano.

Cuando los ojáncanos están aburridos se dedican a arrancar rocas de los montes y a colocarlas en las fuentes, en los atajos o en las puertas de los refugios. Otras veces, estropea los puentes, roba ovejas y destruye el sembrado de los campesinos.

Qué comen los ojáncanos

Los ojáncanos se alimentan de bellotas, de las hojas de los acebos y de los animales y panojos de maíz que roba. Pero también come murciélagos y aves como las golondrinas, y suele quitar a los pescadores las truchas y las anguilas.


Cómo es el Ojáncano

Es un gigante con forma de hombre, muy grande, con un solo ojo en el medio de la frente. Su voz es grave y profunda como un trueno. Todo su enorme cuerpo está cubierto por un pelo áspero y rojizo que sale de la espesa melena y la barba, de donde le crece un pelo blanco, el único punto débil del ojáncano. Si se le consigue arrancar tras cegarle el único ojo que tiene en su frente, el ojáncano se muere.



Tiene unos pies y manos gigantescos y en cada pie tiene diez dedos que terminan en unas afiladas garras, lo mismo que sus manos, que también tienen diez dedos cada una rematados por dos garras. En ellas suele llevar una honda de piel de lobo con la que arroja grandes piedras y, en la otra, lleva un fuerte bastón negro que puede transformarse en lobo, víbora o cuervo, los tres animales del bosque amigos suyos.

La tradición dice que tienen mucho miedo a los sapos voladores y a las lechuzas. Cuando un sapo volador toca al ojáncano éste muere si no consigue una hoja verde de avellano untada en sangre de raposo.

Qué es un Ojáncano

El ojáncano u ojáncanu es un monstruo maligno de la mitología cántabra, personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. Es salvaje, fiero y vengativo. Esta criatura habita en las profundas y oscuras cuevas escondidas de Cantabria, donde las entradas suelen estar cerradas con maleza y grandes rocas. Los más viejos contaban que daba miedo ver al ojáncano andar por encima de la nieve en las noches claras de enero. Se piensa que los desfiladeros y barrancos han sido hechos por estos míticos personajes.